Al despertar,
Lorena se frotó los ojos. Todavía adormilada, fue al baño a lavarse la cara y
se dio cuenta de que: ¡todo había sido un sueño!.
Fue la noche más maravillosa de su vida. Cuando
tenía tres años, sus padres le habían apuntado a atletismo porque le gustaba
correr y competir con los demás niños. Con diez años ya destacaba por lo rápida
que era. A los doce años, competía con niñas de otras ciudades y siempre
quedaba en un buen puesto.
 |
| Esther 1ºA |
Esa tradición de mantener un fuego
encendido se remontaba a la antigüedad, cuando se efectuaban sacrificios a
Zeus. En esas ceremonias, los sacerdotes encendían una antorcha y el atleta que
venciera una carrera hasta el lugar donde se encontraban los sacerdotes tendría
el privilegio de transportar la antorcha para encender el altar del sacrificio.
¡Qué
emoción tendría que sentir la persona que encendiera esa llama…!
Cuando
se fue a la cama le costó dormirse pensando en lo que había visto en la
televisión.
Soñó que representaba a España junto con
más compañeros en las olimpiadas de Barcelona. .Se tuvo que preparar mucho
porque quería dejar en buen puesto a su país. Al final de la dura competición
ganaron la medalla de bronce.
Después de desayunar y pensando en lo que
había soñado se dio cuenta de que hay que esforzarse mucho para conseguir algo.
Nuria Delgado García 5ºB
